Maradona;
al final, ¿trae buena suerte o mala
suerte?
suerte?
Si
bien ignoramos las razones que llevaron a los Grondona a decir lo que dijeron
sobre Maradona no podemos pecar de ingenuos y creer que no sabían la explosión
mediática que iban a ocasionar al lanzar
semejante bombazo en contra de la figura de Diego. Por eso nos preguntamos, ¿qué hay detrás de
este extraño y engañoso tweet lanzado, oh, casualmente, en medio de un mundial, frente a los ojos de
millones de fanaticos y cuando la actuación del seleccionado argentino no era
exactamente la que todos esperábamos y queríamos ver allí?
Nadie
mejor que el mismo Grondona para saber que los éxitos deportivos vinieron de la
mano de Maradona. Eso es algo que no se discute. Aquí lo que llama más la atención es que él, conociendo perfectamente todo lo que Diego le ha brindado a la Selección Mayor y
todo ese enorme caudal de suerte que
le ha traído siempre a la Argentina, cada vez que ha pisado una cancha
embanderando los colores albicelestes, de todos modos decidiera llamarlo mufa, es decir, como aquel que trae la
“mala suerte”. ¿No es esto algo extraño para dejar pasar por alto?
Pero
empecemos por algún lugar. Todos sabemos que desde siempre la mejor
representación de la suerte es la moneda lanzada al aire. Para los chinos, por
ejemplo, la mala suerte es la otra cara de
la buena suerte, y al mismo tiempo, es el germen que la engendra. Por lo tanto, podríamos comenzar
preguntándonos como lo hacen los chinos: ¿Qué es buena suerte? ¿Qué es mala
suerte?
Pero
vayamos despacio. ¿Podemos tildar esta incontinencia verbal de parte de una de
las personas más importantes de FIFA simplemente como un “error” de su parte?
¿O existe en esta “desafortunada” expresión algo que se nos pasa desapercibido
y que, de algún modo pone en juego, justamente eso, la fortuna que ha tenido la Selección Mayor al producirse el gol de
Messi al final del partido? Y claro que hemos sido afortunados con ese golazo
en el último minuto. Pero según
Grondona, parece que nuestra buena fortuna no se la debemos a Messi (a quien
nunca nombró en su ya tristemente célebre expresión del twitter) sino, extrañamente,
¡al mufa de Maradona! ¿Qué loco, no?
Llama
la atención pero es así. Grondona no mencionó a Messi para nada, (que es en
realidad el verdadero hacedor de nuestra
buena suerte con ese golazo que hizo en
el último minuto), pero sí a Maradona, diciendo que nos trajo la buena suerte a
partir de la “mala suerte” que él mismo genera. Por esa razón nos preguntábamos
al comienzo: Maradona –según Grondona-, ¿trae buena o mala suerte?
Bueno,
parece que eso es lo que Maradona sigue generando en el corazón de aquellos
que, pese a querer demostrar lo contrario, todavía siguen amándolo y suspirando
por verlo jugar. Nos adelantamos un
poco. Pero este tweet de Grondona parece traslucir más una expresión de deseo,
y de buena fortuna (para el propio Diego), que una arremetida desquiciada y sin
sentido en contra de su invulnerable figura.
El
tema es este: En el fondo lo que Grondona está diciendo con ese vomito verbal
no es lo que todos creen ni están imaginándose por allí. En verdad no se trata
de que la intensión de Grondona ha sido la de manchar la inalterable figura de
Diego; en realidad, podríamos decir que
no es un ataque directo hacia el propio Maradona -como todos creen ver-, sino
hacia la figura del mismo Messi. Sin duda ustedes se preguntarán por qué
decimos esto. La respuesta es muy sencilla: Porque como siempre suele ocurrir
con las palabras del neurótico, con las de Grondona, que no son la excepción,
son por cierto tan evidentes en su sentido que no dejan ver lo que realmente
están diciendo, a través de su sentido.
A
ver, Grondona no digo: “Cuando se fue el mufa de Maradona, Messi logró
convertir el gol”; él dijo: “Se fue el mufa y ganamos el partido”, minimizando
con ello el esfuerzo y el talento de
Messi. Por eso el propio Diego, conmovido por semejante expresión –a su favor, aunque todos crean, incluido
él mismo, que es en su contra-, tuvo que salir a escribir una carta destinada a
su nietito, como una forma de rebatir la misma idolatría que Grondona aún
siente por él, por el más grande, por Maradona. O, mejor dicho, tuvo que salir
a ponerle un límite al amor fanático e incondicional que todavía le sigue profesando por Diego como futbolista.
Por
esa razón, Diego tuvo que dejar dicho en una parte de su escrito:
“La magia de un tipo
como Leonel Messi es indiscutible, y no es producto de una mufa, no es producto
de la suerte. Porque si hablamos de suerte, yo soy un tipo afortunado. La
pelota no se mancha; aunque algunos se la quieran comer”.
El
tweet de Grondona no fue para despotricar contra Maradona sino para expresar su
desilusión, su descontento y su desencanto con el juego del propio Messi. Ya
que esa expresión dejó deslizar con el término
“mufa” (es decir, el que trae la buena suerte con la mala suerte), su
amor hacia Diego; no su amor hacia Messi, ya que su presencia en las gradas fue
más fuerte y más apasionada que la presencia del pulga en la cancha, pues le
hizo causa para hablar y decir cosas sobre Él, sobre “el D1OS”; y no sobre él,
sobre “el Messías”.
El
polémico tweet de Grondona logró finalmente intensificar en las gradas del
Estadio brasileño el tenue y desapercibido brillo que Maradona lucía allí como
espectador, hasta darle la forma y la potencia de un pequeño sol. Y esto fue
así, todos lo vimos: el propio gol de Messi quedó opacado totalmente por la
explosión de luz que le otorgó a Maradona la supuesta expresión
descalificadora. Es increíble, pero Maradona sigue dando que hablar: ¡Ahora
gracias a Grondona todo el mundo habla de la suerte que nos trajo “El mufa”!
Después dicen ¡qué grande que es Maradona! Y por cierto. Pero es producto de lo
que sigue generando en el corazón futbolero la idealización que han hecho de él
sus más fervientes y negadores admiradores.
Y
cuán inconmensurable será el poder que aún detenta Maradona que, sin jugar en
la Selección, ¡nos hace ganar igual! Para Grondona, parece que ya bastara con
el solo hecho de que Diego esté en la cancha -aunque sea al menos en la tribuna del Estadio y como un hincha
más-, pues es suficiente para traernos
“la suerte” y lo que ella concibe: la posibilidad de ganar. El mágico
resplandor de su aura es tan arrollador que aun después de muchos años de
haberse retirado del futbol sigue dándole magia a la Selección Nacional y
alegría a los argentinos. No juega; ¡y sin embargo ayuda a convertir goles! Y
fíjense; todo es gracias al quejoso amor que todavía siente Grondona por el recordado
genio de Maradona.
Según
Grondona –quién fue uno de los más grandes adoradores de Diego en sus tiempos de gloria- es solo a través de la
negación de la suerte que se puede tener
suerte. (Recordemos, y solo de paso, que la lógica del inconsciente freudiano
también funciona de ese modo: afirma negando). Gracias a la figura del “mufa”,
el que nos trae la “mala suerte”, es
decir, la suerte adversa a nuestros deseos e intereses personales, es que
obtenemos como consecuencia de ello la “buena
suerte”, la suerte a nuestro favor. Y si él hace encarnar en Diego a la figura
que trae la mala suerte al equipo argentino (cuando todos saben que fue todo lo
contrario, y el mismo Grondona es el primero que lo sabe) y, sin embargo lo afirma igual, es que lo hace especialmente
para decir algo que, a todas luces, es evidente que no se atreve a decir
públicamente. ¿Qué es? Pues bien; hablar mal de Messi. (Entiéndase “hablar mal”
como criticarlo)
Hoy
la pelota la tiene Messi. Y Grondona sabe que, como dijo Diego, la pelota no se
mancha, entonces sabe que no se puede tocar a Messi
del mismo modo que no se lo puede tocar a él. Tocarlo sería tocarse. Es decir, suicidarse
públicamente. Sería ponerse en contra a todo el mundo, con las consecuencias nefastas
e irreversibles que eso podría ocasionarle a su ya cuestionada función dentro
de la FIFA. Messi y Grondona son intocables. Esta es la realidad, y él no va a
mancharse a sí mismo por tocar al mejor y más incuestionado jugador del mundo.
Pero con Maradona sí se puede, porque con él todo es posible. Con él es
diferente. Tanto se habla de Diego que a estas alturas un comentario o una
frase poco feliz hacia su persona ya no traería para nadie demasiadas
consecuencias adversas. Por eso decidió
llegar a la “Pulga” a través de la “Pelusa”. Tuvo que tocar de Maradona
para ensuciar a Messi. Tuvo que hablar de uno para poder dejar dicho algo del
otro.
La
imposibilidad de criticar públicamente la pálida y apagada actuación de Messi
en el partido contra Irán, y más después, cuando al final terminó convirtiendo
el gol, lo llevó a Grondona a arremeter contra Diego cuando éste se levantó de
las gradas, tratando de opacar innecesariamente la luz que genera cuando se
encuentra en un Estadio de fútbol, ante millones de personas, con la expresa
intensión de destacar en el césped el brillo de Messi. ¡Pero el brillo de su
ausencia!
Es
decir; que para destacar el deslucido papel de Lionel en ese partido Grondona
debió atacar la figura de Diego, que ya hace tiempo que está afuera de juego,
(tal vez pensando que una mancha más al tigre no haría mella en él) aunque con ello terminara, paradójicamente,
potenciando su luz; como finalmente ocurrió. Ya que todo el mundo terminó
hablando más de Grondona y de lo que Grondona había dicho sobre Maradona, que
el mismo gol de Messi que salvó a la Selección. ¿Increíble no? Otra vez
Maradona vuelve a brillar en una cancha de futbol. Esta vez, por fuera de ella,
y gracias a un comentario que tenía por objeto descalificarlo y opacar su
figura. Es extraordinario lo que dicen las palabras cuando se lanzan ciega y
sordamente sin saber lo que se dice y sin saber lo que ellas dicen, ¿verdad?
Como
siempre pasa que el neurótico, sin querer queriendo,
termina siempre diciendo lo que realmente quiere decir, aunque no siempre pueda
saber lo que está diciendo, ni decirlo de la forma que lo quisiera decir.
Podríamos entonces preguntarnos: ¿Y si lo que se le planteó a Grondona al ver
el partido contra Irán, y tal vez desilusionarse con el juego de Messi y con todas
las expectativas que había puesto en él, fue el deseo de que fuera Diego quien estuviera
jugando allí, en lugar de Lionel, dándole a la Selección la gloria de los
viejos tiempos? ¿Cómo decirlo? ¿Cómo gritar los cuatro vientos que me
encantaría que en el lugar de “el 1O" esté jugando “el D1OS”?
De
allí y por todo lo expuesto hasta aquí es que decimos que lo de Grondona no fue
una expresión desacertada; sino una expresión acertadísima. Claro que para
decir lo que no pudo decir de otro modo más que diciéndolo así,
des-acertadamente.
Podríamos
entonces terminar estas reflexiones dando vuelta el término que tanto ha dado
que hablar esta semana a todos los argentinos, con ese polémico tweet, y
exclamar, con voz de buen amigo, para aplacar un poco el ánimo dolido de
nuestro querido “diez”:
-´Diego,
vos “fumá”; ¡que no sos “mufa!”´.
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