domingo, 29 de junio de 2014

SER O NO SER MUFA

Maradona; al final, ¿trae buena suerte o mala 
suerte?

Si bien ignoramos las razones que llevaron a los Grondona a decir lo que dijeron sobre Maradona no podemos pecar de ingenuos y creer que no sabían la explosión mediática que iban a  ocasionar al lanzar semejante bombazo en contra de la figura de Diego.  Por eso nos preguntamos, ¿qué hay detrás de este extraño y engañoso tweet lanzado, oh, casualmente,  en medio de un mundial, frente a los ojos de millones de fanaticos y cuando la actuación del seleccionado argentino no era exactamente la que todos esperábamos y queríamos ver allí?

Nadie mejor que el mismo Grondona para saber que los éxitos deportivos vinieron de la mano de Maradona. Eso es algo que no se discute. Aquí lo  que llama más la atención es que él,  conociendo perfectamente todo lo que  Diego le ha brindado a la Selección Mayor y todo ese enorme caudal de suerte que le ha traído siempre a la Argentina, cada vez que ha pisado una cancha embanderando los colores albicelestes, de todos modos decidiera llamarlo mufa, es decir, como aquel que trae la “mala suerte”. ¿No es esto algo extraño para dejar pasar por alto?

Pero empecemos por algún lugar. Todos sabemos que desde siempre la mejor representación de la suerte es la moneda lanzada al aire. Para los chinos, por ejemplo, la mala suerte es  la otra cara de la buena suerte, y al mismo tiempo, es el germen que la engendra.  Por lo tanto, podríamos comenzar preguntándonos como lo hacen los chinos: ¿Qué es buena suerte? ¿Qué es mala suerte? 

Pero vayamos despacio. ¿Podemos tildar esta incontinencia verbal de parte de una de las personas más importantes de FIFA simplemente como un “error” de su parte? ¿O existe en esta “desafortunada” expresión algo que se nos pasa desapercibido y que, de algún modo pone en juego, justamente eso, la fortuna que ha tenido la Selección Mayor al producirse el gol de Messi al final del partido? Y claro que hemos sido afortunados con ese golazo en el último minuto. Pero  según Grondona, parece que nuestra buena fortuna no se la debemos a Messi (a quien nunca nombró en su ya tristemente célebre expresión del twitter) sino, extrañamente, ¡al mufa de Maradona! ¿Qué loco, no?

Llama la atención pero es así. Grondona no mencionó a Messi para nada, (que es en realidad el verdadero hacedor de  nuestra buena suerte con  ese golazo que hizo en el último minuto), pero sí a Maradona, diciendo que nos trajo la buena suerte a partir de la “mala suerte” que él mismo genera. Por esa razón nos preguntábamos al comienzo: Maradona –según Grondona-, ¿trae buena o mala suerte?

Bueno, parece que eso es lo que Maradona sigue generando en el corazón de aquellos que, pese a querer demostrar lo contrario, todavía siguen amándolo y suspirando por verlo jugar.  Nos adelantamos un poco. Pero este tweet de Grondona parece traslucir más una expresión de deseo, y de buena fortuna (para el propio Diego), que una arremetida desquiciada y sin sentido en contra de su invulnerable figura.

El tema es este: En el fondo lo que Grondona está diciendo con ese vomito verbal no es lo que todos creen ni están imaginándose por allí. En verdad no se trata de que la intensión de Grondona ha sido la de manchar la inalterable figura de Diego;  en realidad, podríamos decir que no es un ataque directo hacia el propio Maradona -como todos creen ver-, sino hacia la figura del mismo Messi. Sin duda ustedes se preguntarán por qué decimos esto. La respuesta es muy sencilla: Porque como siempre suele ocurrir con las palabras del neurótico, con las de Grondona, que no son la excepción, son por cierto tan evidentes en su sentido que no dejan ver lo que realmente están diciendo, a través de su sentido.

A ver, Grondona no digo: “Cuando se fue el mufa de Maradona, Messi logró convertir el gol”; él dijo: “Se fue el mufa y ganamos el partido”, minimizando con ello el esfuerzo y  el talento de Messi. Por eso el propio Diego, conmovido por semejante expresión –a su favor, aunque todos crean, incluido él mismo, que es en su contra-, tuvo que salir a escribir una carta destinada a su nietito, como una forma de rebatir la misma idolatría que Grondona aún siente por él, por el más grande, por Maradona. O, mejor dicho, tuvo que salir a ponerle un límite al amor fanático e incondicional que todavía le sigue  profesando por Diego como futbolista.

Por esa razón, Diego tuvo que dejar dicho en una parte de su escrito:

“La magia de un tipo como Leonel Messi es indiscutible, y no es producto de una mufa, no es producto de la suerte. Porque si hablamos de suerte, yo soy un tipo afortunado. La pelota no se mancha; aunque algunos se la quieran comer”.

El tweet de Grondona no fue para despotricar contra Maradona sino para expresar su desilusión, su descontento y su desencanto con el juego del propio Messi. Ya que esa expresión dejó deslizar con el término  “mufa” (es decir, el que trae la buena suerte con la mala suerte), su amor hacia Diego; no su amor hacia Messi, ya que su presencia en las gradas fue más fuerte y más apasionada que la presencia del pulga en la cancha, pues le hizo causa para hablar y decir cosas sobre Él, sobre “el D1OS”; y no sobre él, sobre “el Messías”.

El polémico tweet de Grondona logró finalmente intensificar en las gradas del Estadio brasileño el tenue y desapercibido brillo que Maradona lucía allí como espectador, hasta darle la forma y la potencia de un pequeño sol. Y esto fue así, todos lo vimos: el propio gol de Messi quedó opacado totalmente por la explosión de luz que le otorgó a Maradona la supuesta expresión descalificadora. Es increíble, pero Maradona sigue dando que hablar: ¡Ahora gracias a Grondona todo el mundo habla de la suerte que nos trajo “El mufa”! Después dicen ¡qué grande que es Maradona! Y por cierto. Pero es producto de lo que sigue generando en el corazón futbolero la idealización que han hecho de él sus más fervientes y negadores admiradores. 

Y cuán inconmensurable será el poder que aún detenta Maradona que, sin jugar en la Selección, ¡nos hace ganar igual! Para Grondona, parece que ya bastara con el solo hecho de que Diego esté en la cancha -aunque sea al menos en  la tribuna del Estadio y como un hincha más-,  pues es suficiente para traernos “la suerte” y lo que ella concibe: la posibilidad de ganar. El mágico resplandor de su aura es tan arrollador que aun después de muchos años de haberse retirado del futbol sigue dándole magia a la Selección Nacional y alegría a los argentinos. No juega; ¡y sin embargo ayuda a convertir goles! Y fíjense; todo es gracias al quejoso amor que todavía siente Grondona por el recordado genio de Maradona.

Según Grondona –quién fue uno de los más grandes adoradores de Diego en  sus tiempos de gloria- es solo a través de la negación de la suerte que  se puede tener suerte. (Recordemos, y solo de paso, que la lógica del inconsciente freudiano también funciona de ese modo: afirma negando). Gracias a la figura del “mufa”, el que nos trae la “mala suerte”, es decir, la suerte adversa a nuestros deseos e intereses personales, es que obtenemos como consecuencia de ello la “buena suerte”, la suerte a nuestro favor. Y si él hace encarnar en Diego a la figura que trae la mala suerte al equipo argentino (cuando todos saben que fue todo lo contrario, y el mismo Grondona es el primero que lo sabe) y, sin embargo lo  afirma igual, es que lo hace especialmente para decir algo que, a todas luces, es evidente que no se atreve a decir públicamente. ¿Qué es? Pues bien; hablar mal de Messi. (Entiéndase “hablar mal” como criticarlo)

Hoy la pelota la tiene Messi. Y Grondona sabe que, como dijo Diego, la pelota no se mancha,   entonces sabe que no se puede tocar a Messi del mismo modo que no se lo puede tocar a él. Tocarlo sería tocarse. Es decir, suicidarse públicamente. Sería ponerse en contra a todo el mundo, con las consecuencias nefastas e irreversibles que eso podría ocasionarle a su ya cuestionada función dentro de la FIFA. Messi y Grondona son intocables. Esta es la realidad, y él no va a mancharse a sí mismo por tocar al mejor y más incuestionado jugador del mundo. Pero con Maradona sí se puede, porque con él todo es posible. Con él es diferente. Tanto se habla de Diego que a estas alturas un comentario o una frase poco feliz hacia su persona ya no traería para nadie demasiadas consecuencias adversas. Por eso decidió  llegar a la “Pulga” a través de la “Pelusa”. Tuvo que tocar de Maradona para ensuciar a Messi. Tuvo que hablar de uno para poder dejar dicho algo del otro.

La imposibilidad de criticar públicamente la pálida y apagada actuación de Messi en el partido contra Irán, y más después, cuando al final terminó convirtiendo el gol, lo llevó a Grondona a arremeter contra Diego cuando éste se levantó de las gradas, tratando de opacar innecesariamente la luz que genera cuando se encuentra en un Estadio de fútbol, ante millones de personas, con la expresa intensión de destacar en el césped el brillo de Messi. ¡Pero el brillo de su ausencia! 

Es decir; que para destacar el deslucido papel de Lionel en ese partido Grondona debió atacar la figura de Diego, que ya hace tiempo que está afuera de juego, (tal vez pensando que una mancha más al tigre no haría mella en él)  aunque con ello terminara, paradójicamente, potenciando su luz; como finalmente ocurrió. Ya que todo el mundo terminó hablando más de Grondona y de lo que Grondona había dicho sobre Maradona, que el mismo gol de Messi que salvó a la Selección. ¿Increíble no? Otra vez Maradona vuelve a brillar en una cancha de futbol. Esta vez, por fuera de ella, y gracias a un comentario que tenía por objeto descalificarlo y opacar su figura. Es extraordinario lo que dicen las palabras cuando se lanzan ciega y sordamente sin saber lo que se dice y sin saber lo que ellas dicen, ¿verdad?

Como siempre pasa que el neurótico, sin querer queriendo, termina siempre diciendo lo que realmente quiere decir, aunque no siempre pueda saber lo que está diciendo, ni decirlo de la forma que lo quisiera decir. Podríamos entonces preguntarnos: ¿Y si lo que se le planteó a Grondona al ver el partido contra Irán, y tal vez desilusionarse con el juego de Messi y con todas las expectativas que había puesto en él, fue el deseo de que fuera Diego quien estuviera jugando allí, en lugar de Lionel, dándole a la Selección la gloria de los viejos tiempos? ¿Cómo decirlo? ¿Cómo gritar los cuatro vientos que me encantaría que en el lugar de “el 1O" esté jugando “el D1OS”? 

De allí y por todo lo expuesto hasta aquí es que decimos que lo de Grondona no fue una expresión desacertada; sino una expresión acertadísima. Claro que para decir lo que no pudo decir de otro modo más que diciéndolo así, des-acertadamente.

Podríamos entonces terminar estas reflexiones dando vuelta el término que tanto ha dado que hablar esta semana a todos los argentinos, con ese polémico tweet, y exclamar, con voz de buen amigo, para aplacar un poco el ánimo dolido de nuestro querido “diez”:

-´Diego, vos “fumá”; ¡que no sos “mufa!”´.


Hugo Cuccarese

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